Kikyō ha purificado el miasma de Miroku y ahora Naraku le tiende una trampa para contaminarla con sus telarañas, ya que ha regresado a su cuerpo el corazón humano que desecho en el monte Hakurei. Mientras que, Kagome tiene que sopesar la prueba, del espíritu guardián del monte, a su corazón en la cual, para conseguir el arco que Kikyo le dijo, tiene que superar el supuesto odio que le tiene a ésta.
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